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MAMÁ ¿Porqué se llaman GUÍAS y no seños?

Esta semana mi hija comenzó la escuela,  y entre pregunta y pregunta. Llegó el nombre de las maestras. Mi hija me preguntó: ¿Mama cómo se llamará mi seño?. Pues seño era como se le  llamaba a su anterior profesora de la escuela infantil.  Y me hizo reflexionar un poco más sobre el tema. Este año Nerea ha comenzado en una escuela Montessori: VALENCIA MONTESSORI SCHOOL. Y a las maestras se les llaman guías. Entonces yo le dije: Este año no tendrás “profe” o seño, tendrás maestras guías.

Mamá porque no serán seños y serán guías…. A lo que le contesté: La seño os enseñaba cosas para que aprendierais, y  las guías te acompañarán mientras tu aprendes, podrás elegir que quieres aprender cada día, sin que nadie te lo imponga…

Me gustaría que supierais un poco más acerca de las guías Montessori:

¿Para que se preparan las guías?

Una guía Montessori se prepara para conocer en profundidad a los niños, tanto en su DESARROLLO como en los MATERIALES adecuados para la edad de cada uno de ellos.  En un ambiente preparado y utilizando la observación científica, un guía Montessori está capacitado para identificar las NECESIDADES INDIVIDUALES de cada uno de los niños.

¿Cómo se desenvuelve una guía en la casa de los niños (de 3 a 6 años)?

Una guía Montessori  respeta el trabajo de los niños sin señalarle continuamente sus errores porque esto daña la autoestima y corta el entusiasmo por aprender que los niños demuestran de forma innata. (M. Montessori. Ideas generales sobre el Método. Manual práctico).

La calma, la pausa, la entonación suave y el vocabulario correcto son cualidades de una guía Montessori en su forma de dirigirse a los niños y a la hora de presentar el uso de cada material.
Una guía deja libertad al niño a la hora de elegir el material y si un niño lo utiliza de forma diferente a la mostrada por el docente, éste no interviene. Debe dejar que el niño experimente y observe sus descubrimientos. Sólo lo hará en caso de dañar el material, dañarse a sí mismo, a sus compañeros o molestar el trabajo del grupo. Según cita de María Montessori: “la libertad del niño debe tener como límite el interés colectivo, debemos pues, impedir al niño todo aquello que pueda ofender o perjudicar a los otros y todo lo que signifique un acto indecoroso o grosero”.

Cualidades de un guía Montessori:

Una guía  conoce las etapas del desarrollo del niño, desarrolla en sí misma la capacidad de observar, analizar y sensibilizarse para comprenderlo y seguirlo en cada paso. Para lograr esto, la guía requiere trabajar intensamente en su propia persona y realizar los cambios que se requieran.

Un guía no transmite conocimientos a todos los alumnos  a la vez, la tarea de la Guía en la Filosofía Montessori es ayudar al niño y darle a conocer el ambiente en forma respetuosa y cariñosa, guíando a cada niño o niña de forma individual.

Las guías tienen gran capacidad de amar y respetar al niño como persona, son sensibles a sus necesidades y  tienen la suficiente humildad para entender que los adultos no enseñamos a los niños, son ellos mismos quienes construyen su aprendizaje.

Muchos dicen que en el método Montessori se requiere muy poco del maestro ya que no siempre debe interferir en el trabajo del niño, dejándolos en sus propias actividades. No es que el/la guía Montessori sea inactivo/a, mientras los profesores tradicionales son activos, sino que las actividades que realizan los alumnos independientemente se deben a la preparación que les ha dado el/la guía, de esta forma, su inactividad posterior es señal de su éxito.

El educador Montessori ejerce una guía, que potencia o propone desafíos, cambios, novedades. No promueve la competencia entre compañeros, respeta y valora el logro de cada uno de acuerdo al momento de desarrollo en el que se encuentre y a su propio ritmo.

El maestro Montessori debe tener la habilidad de permanecer en silencio y estando pasivo, anulando su propia personalidad para que el espíritu del niño pueda expresarse libremente. Esto se realiza sin instrucción, amenaza, premios, ni castigos.

Una guía  predica y facilita el aprendizaje con el EJEMPLO.

Una guía ayuda al niño a actuar, a querer y a PENSAR por si MISMO.

Una guía debe ser como la llama cuyo calor activa, vivifica e invita.

Una buena guía a lo largo de toda su profesión nunca deja de aprender y crecer.

Vanesa Hervás Martínez. Licenciada en Pedagogía. Valencia.

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