Estamos amenazando la supervivencia de la especie con nuestra falta de reconocimiento de los peligros que acechan al cerebro en desarrollo de los niños y nuestra falta de acciones directas para remediar la situación. La existencia de la vida depende de un curso de acción específico. Si un organismo falla en esa acción, no puede sobrevivir. El hombre necesita conocimientos para sobrevivir, y el razonamiento es su herramienta de conocimiento. Para mantenerse vivo debe pensar claramente.
A pesar de la insistencia de los especialistas en neurociencias de que nuestros cerebros son la única fuente de nuestra experiencia y comportamiento, los adultos no quieren creer que este sea el caso y, como se refleja en su comportamiento diario, continúan alimentando a la mente del niño con información absurda. Si los padres quisieran comprender por su cuenta qué pasa en el cerebro, necesitarían aprender más acerca del desarrollo de su hijos.
“Tener un hijo es una responsabilidad inmensa que implica no sólo alimentar su cuerpo y cuidar su estado físico; es también ser consciente de la responsabilidad de cómo el mundo exterior que le estamos ofreciendo los adultos está alimentando su mente”.
La Dra. Silvia C. Dubovoy habla de una serie de obstáculos que causan desviaciones en la personalidad de los niños y en sus formas sanas, positivas y optimistas de ver el mundo.
¿Qué es la realidad?, La realidad es lo que uno percibe a través de los sentidos, lo que es reconocido por la corteza cerebral. El sentido visual por ejemplo puede ser engañado por imágenes que presentan la fantasía como si fuera real.
Las personas son reales, los árboles son reales, las situaciones sociales son reales, pero nuestra comprensión del mundo externo y nuestras respuestas están basadas en nuestro modelo interno. Gran parte de nuestro modelo interno está basado en costumbres, cultura y lo que nos enseñan nuestros padres. Las consecuencias de experiencias tempranas de la vida son adquiridas cuando el cerebro primeramente establece el modelo del mundo. La realidad es un prerrequisito crucial para un desarrollo óptimo. Una educación basada en la REALIDAD prepara al niño para percibir su entorno de manera precisa y exacta
Los niños confían y esperan que el mundo sea como se lo presentan los adultos y el ambiente externo. Los niños creen en nosotros, creen en los adultos independientemente de nuestros actos. Es un proceso por el que se vivencia la realidad – ya sea directamente o a través de algo más (mediado)- que nos permite ya sea confiar en nuestro mundo o perder el contacto con nosotros mismos, perdiendo nuestra identidad.
El niño debe construir su vida interior a través de experiencias reales antes de poder expresar alguna cosa; debe tomar material constructivo de manera espontánea del mundo externo para poder crear su mente. Debemos ofrecerle al niño aquello que es necesario para su vida interna mental y física, y dejarlo que produzca el hombre o mujer que él o ella están destinados a ser.
En el mundo pre-científico, como consecuencia de una falta de explicaciones científicas y debido a esta ignorancia, los seres humanos se veían atraídos por lo fantástico, lo sobrenatural y lo irreal (podemos decir ahora que las redes neuronales no estaban completas); asimismo, el niño, a quien le falta el conocimiento del mundo externo, está en riesgo de ser atraído por lo fantástico, lo sobrenatural y lo irreal. El niño es como el hombre prehistórico quien, debido a su nivel de desarrollo, temía al fuego, a las tormentas, a cualquier cosa que no pudiera explicar, e inventaba historias fantásticas acerca de estos elementos de la naturaleza. La tarea de la educación es ayudar al niño a vencer este estado y que entre en el campo de la realidad, ayudarlo a convertirse en una persona que comprenda. Cultivar un estado salvaje o mantener al niño en un estado inmaduro demuestra una falta de respeto hacia el desarrollo del ser humano.
Pero, ¿Cuales son los posibles obtáculos de los que habla la doctora y a los que se enfrenta un niño en nuestro mundo hoy en día para definir la realidad?.
Es difícil definir la realidad y más difícil aún enfrentar las emociones del adulto cuando se insiste en que la televisión, la fantasía, los cuentos de hadas y las fábulas NO deberían presentarse al niño antes de los cinco o seis años si queremos ayudarlo a que construya su personalidad en las mejores condiciones posibles. (En otra entrada se especificará con detalles los efectos de todos ellos en edades anteriores a los 5 0 6 años)
Fuente: Reflexiones extraídas del 25º Congreso internacional montessori. (2005): La Realidad: La más Poderosa e Integral Llave al Mundo. Silvia C. Dubovoy que honrando el trabajo de María Montessori es conferencista, examinadora, consultora y entrenadora de la Association Montessori Internationale. (AMI).
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